Hoy, más que nunca, la estabilidad dada por Dios puede traernos paz.
No es sólo en Argentina, en todos los países se está tratando con este mundo que algunos catalogan como V.U.C.A. por ser un mundo volátil, incierto, complejo y ambigüo (por las siglas en Inglés).
Este sistema global, este mundo interconectado, hace ya unos años, es un desafío en todo el mundo (valga la redundancia). Es un desafío para los que toman decisiones, para los que invierten, para los que trabajan y para los que planifican responsablemente.
El desafío será mantenernos posicionados en Dios. Un Dios sin complejidades, estable, consistente e invariable.
Esto no significará que nos apartartemos de la sociedad. Apartarse del mundo (como una visión de vida sin Dios) no significa apartarnos de la sociedad.
No significará que dejaremos de lidiar con este mundo V.U.C.A..
No significará que dejaremos de adaptarnos y de tomar decisiones: porque nosotros también tenemos que comer. Tenemos que contagiar paz.
Simplemente recordemos que Dios desea nuestra atención porque ya tenemos la suya. ¡El Dios del universo nos pone atención!
¿Podremos decir, como Habacuc, que nos llenamos de alegría a causa del Dios de nuestra salvación?
¿Podemos decir que Dios es quien nos fortalece aunque los clientes compren menos, aunque los proveedores especulen con los precios, aunque me aumente el kilo de yerba o aunque los medicamentos sean muy difíciles de comprar?
¿Podremos decir que nos alegraremos en Dios si los precios de lo que necesitamos para vivir y trabajar se han disparado?
¿Podremos decir que nos alegraremos en él aunque no ganó el candidato que nos gustaba?
Quizás Dios nos está ayudando a frenar de quejarnos para mirarlo más a él. Para poner en práctica toda la teoría que tenemos o para notar que nos falta más contacto con él, con su pensamiento, sus palabras.
Quizás Dios nos está ayudando a volver a tranquilizarnos en él, a tener la perspectiva correcta en medio de la tormenta.
Tal vez empezaremos la aproximación al Dios de paz a través del, nada pacífico, grito: "¡Señor! ¿No ves que nos hundimos?"
Navegar la vida solos nos deja sin propósito, sin sentido y sin dirección frente a las tempestades, las tormentas y los malos tiempos.
Las tormentas siempre llegan. La pregunta es ¿Viajaré con Jesús o apartado de él?
¿Viajarás con Jesús o apartado de él?
La respuesta es tuya.
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