Increíble, la iglesia que reconoció su pecado

Seguí leyendo porque habla de la iglesia de nuestros días.

Una de las palabras más temida en nuestras iglesias (sobre todo iglesias evangélicas) es la palabra pecado.
Es más, si no sos evangélico quizás no necesitás seguir leyendo. Podés ir directamente a descubrir que el pecado era un requisito de admisión de Jesucristo.

Antes de continuar, es necesario aclarar que lo que escribo aquí, no representa a ninguna religión, denominación, iglesia o grupo. Esto representa simplemente un pensamiento propio al día de hoy; representa mi postura hoy, a mi grado actual de conocimiento, luz y conciencia.

¿Continuamos?

En los foros evangélicos se habla con mucho fervor del pecado para condenarlo. Frases tales como "pecado oculto", "cayó en pecado" y "los pecadores" son usadas para marcar una diferencia entre "lo santo", "lo espiritual", y lo que no lo es.
Con toda razón se habla mal del pecado. Porque la práctica del pecado es lo que nos separa de Dios. El pecado nos separa de Dios y nos aleja de todo contacto con él. Pero el regalo de Dios a través de la obra de Jesucristo nos hace puros de nuevo ante Dios, nos justifica, nos limpia.

Sin embargo, una vez aceptada la obra de Jesucristo hay que seguir enfrentando la vida con todos sus ofrecimientos. Y la realidad estadística es que la gran mayoría de las personas no puede lidiar con la práctica del pecado.

Todos podemos pecar, todos tenemos el potencial absoluto para pecar y de la justicia, en lugar de la práctica del pecado habitual se hace muy difícil de llevar a cabo.
Esto es especialmente difícil a quienes fueron cableados, física, química y emocionalmente con el pecado como parte de sus vidas desde la infancia...la mayoría de nosotros.

Creo que no es necesario aquí definir taxativamente, específicamente, qué es pecado. Simplemente puedo decir que es todo aquello que uno sabe que hace, dice o piensa que no le gusta a Dios.
Jesús lo pone en términos muy duros. Jesús dijo que si uno mira a una mujer para codiciarla, ya es adúltero; si uno llama tonto a su hermano, es un homicida.

El pecado entristece a Dios. Y como lo que entristece a Dios, también nos entristece a nosotros (porque lo amamos), una de las primeras preguntas es

¿Cómo puedo vivir sin pecar?

Ahora mismo lo responderemos
Hace un tiempo, en un tiempo devocional, leyendo la primera carta de San Juan en la Biblia, encontré un tutorial para vivir sin practicar el pecado.

A continuación dejo el tutorial que encontré.

Palabra

Leí toda la carta de Juan y seleccioné el siguiente versículo.

1Juan1:7 (TLA) dice: “Pero si vivimos en la luz, así como Dios vive en la luz, nos mantendremos unidos como hermanos  Dios perdonará nuestros pecados por medio de la sangre de su hijo Jesús”

Análisis

Juan inicia la carta con una introducción en la que demuestra la realidad física de Jesús; y a la vez su divinidad.

Luego plantea una forma de evidenciar si somos amigos de Dios confrontándonos con nuestra la conducta, confrontándonos con el amor que tenemos hacia nuestros hermanos.
Juan dice que si practicamos el pecado(en lugar de practicar la justicia), si vivimos pecando, no tenemos nada que ver con Dios.

También habla de Dios como luz; “Dios es luz, y donde está Dios no hay oscuridad”.
Más adelante dice que escribe estas cosas para que no pequemos dando algunas pautas que nos mostrarán si estamos en la luz.

Por último, habla de los anticristos, los enemigos de Cristo y concluye diciendo que tenemos al Espíritu Santo que nos enseña todo; y que lo que él enseña no es mentira sino verdad. Por eso insta a seguir las enseñanzas del Espíritu, y mantenerse siempre unidos a Cristo.

Aplicación

El principal antídoto para no pecar es vivir en la luz, vivir en Dios.

Luego podremos mantenernos unidos como hermanos y experimentar el perdón de Dios por medio de la sangre de Cristo.

Entonces, para no pecar debo vivir en la luz. Vivir en la luz, vivir en Dios. Ser honesto ante Dios y las personas.

Para no pecar, para vivir en la luz:
  • No debo tratar de ocultar mi falibilidad sino exponerla.
  • No tengo engañarme a mí mismo y a Dios sino reconocer mis pecados
  • Cada vez que esté frente a la tentación o incluso ante el pecado debo huir; el mejor refugio es la luz.
  • La luz quita poder a la tentación y al pecado. Hay paz, hay poder cuando no tengo nada que esconder.
¿Cómo permanecer en la luz? Es necesario un plan de mantenimiento de tres pasos que se rebela en la misma carta.
1. Debo confesar mis pecados
  • Cada vez que haga algo que sé que no le gusta a Dios: se lo confieso, soy sincero y hablo del tema con él.
  • Sabiendo con certeza que Él me perdonará y me limpiará de toda maldad; Jesucristo es nuestro abogado defensor.
2. Medir mi nivel de luz al medir mi amor hacia los hermanos
  • Si odio o guardo rencor y malos deseos hacia otro hermano; vivo en oscuridad y no sabré a dónde voy porque la oscuridad me ha dejado ciego.
3. Debo seguir las enseñanzas del Espíritu Santo.
  • Sus enseñanzas me ayudarán a discernir mis motivaciones y me guiarán a hacer lo que Dios quiere que haga.
Como conclusión encuentro que, para no pecar debo vivir en la luz.

Debo exponer a Dios lo que sé que no le agrada y pedir ayuda a mis hermanos si hay algo que me está separando de Dios y reconozco que me cuesta abandonar por mi cuenta.

¡Debo usar los recursos de Dios para ayudarnos a vivir como él quiere!

No puedo permitir que la vergüenza, o el orgullo y  me robe la paz de saber que no tengo nada que esconder ante Dios. Si no logro superar algo oculto, nunca seré la versión de mi mismo en todo el potencial que Dios me pensó.
Antes de pedir ayuda oraré para pedir dirección de Dios ser guiado a las personas que me amen tanto como para desear ayudarme y no juzgarme.

Si tengo un mal deseo hacia un hermano lo confesaré; daré fe juntamente con Dios reconociendo que ese mal deseo no le agrada a Dios. Luego seguiré adelante con la guía y la paz del Espíritu Santo a través de la meditación y relación cotidiana con él.

Oración
Aquí dejo lugar para que hagas tu oración a Dios, para que confieses, te arrepientas, busques dirección y pidas ayuda. Yo ya lo hice.
Dios está dispuesto a caminar a nuestro lado.

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